El clérigo y literato británico Thomas Fuller, destaca por haber concebido una serie de aforismos de gran valía para meditar los negocios, como constataremos en el comentario siguiente.
El clérigo y literato británico Thomas Fuller, destaca por haber concebido una serie de aforismos de gran valía para meditar los negocios, como constataremos en el comentario siguiente.
El pensamiento fragmentario, labrado en las creaciones de los pensadores marginales, ostenta valores que no pueden hallarse en las teorías más complejas. Los mismos lastres que comprometen la pertinencia de las metafísicas filosóficas afectan a las estrategias de negocios más rimbombantes. Es cierto que los sistemas tienen derecho y preeminencia, pero muchas veces la corazonada, la intuición y la asertividad, resultan más efectivas. El clérigo y literato británico Thomas Fuller, destaca por haber concebido una serie de aforismos de gran valía para meditar los negocios, como constataremos en el comentario siguiente.
“Todo es muy difícil antes de ser sencillo”
A diferencia de lo que ocurre en la ciencia en donde se apuesta siempre por lo simple como lo más factible, en el caso de los negocios, resulta la complejidad la máxima constante. Y esto nos hace patente que las empresas no se manejan por el recto sendero de la racionalidad, sino por el acecho animal e instintivo. Para el caso de anticipar posibles escenarios, apostar por lo entreverado entonces resulta lo más práctico. Sí en efecto así acontece, estaremos preparados, si por el contario todo sucede de un modo sencillo tendremos mayor capacidad de gestión por tener en mente un ámbito más complejo.
“No acometas obra alguna con la furia de la pasión: equivale a hacerse a la mar en plena borrasca.”
Paradójicamente los ejecutivos de etiqueta, los protagonistas de las más altas cúpulas empresariales, son los que actúan apasionadamente, al calor de los impulsos. Sin duda, muchas de las operaciones transnacionales que determinan los derroteros del mundo no son efectuadas racionalmente. Por lo tanto, quien logra actuar reflexivamente puede tomar una ventaja definitiva con respecto a la competencia. En el ámbito de los negocios la excepción hace la regla, y el temple junto con la tranquilidad pueden cimentar las grandes rachas de fortuna.
“Si no tienes enemigos es señal que la fortuna te ha olvidado.”
La competencia empresarial es el mejor motor para el desarrollo. Si se percibe el acecho de ciertas empresas, el deseo por mejorar, sorprender y crear la estrategia que deje sin oportunidad a esos rivales servirá de aliciente para mejorar la producción propia. Principalmente para las empresas recién formadas, es indispensable identificar el mercado objetivo aquellas empresas que nos lo pueden disputar, a continuación hay que definir qué es lo que ellos tienen que a nosotros nos falta y viceversa. En cierto sentido, el desarrollo es una labor de equipo, aún sin serlo.
